Fragmentos de: Nahúm, Benjamín. “Ideologías político-sociales del Siglo XIX europeo”. Ed. De la Banda Oriental. 1986
Su nombre proviene de dos palabras griegas: “a”, que significa “no”, “sin”, es una negación; y “arquía” que significa poder, autoridad. Así que “anarquía” quiere decir “sin poder”, “sin autoridad” y, por extensión, sin Estado. El anarquismo queda así definido desde su etimología: es un movimiento que se opone completamente a toda forma de autoridad coactiva, y reivindica, por el contrario, la máxima libertad posible para el hombre. Por esto es que también se les da a los anarquistas el nombre de libertarios.
(…) Sólo a través de la igualdad social podría existir la libertad para todos y cada uno de los integrantes de la colectividad. Como esto no ha ocurrido, y como el siglo XIX está plagado de injusticias sociales evidentes, los anarquistas rechazan la Sociedad y el Estado de su tiempo, y con ellos, toda forma de autoridad que limite la libertad del hombre.
Están en contra de:
*El gobierno. Los anarquistas entienden que el poder corrompe. Cualquiera sea el individuo o la clase social que asuma el poder y lo ejerza, se corromperá porque la autoridad supone la supremacía de unos hombres sobre otros. Como ese poder le posibilita imponer su voluntad, de hecho siempre hará uso de la prepotencia y del abuso. (…) Se oponían al Estado liberal, pero también a la dictadura del proletariado propuesta por el marxismo. (…)
*La propiedad privada. Están en contra de la propiedad privada de los medios de producción. Son partidarios de la socialización de esos medios. (…) En general, creen que la socialización de la propiedad traerá la prosperidad de la colectividad y por ende, la de todos sus miembros.
Están a favor de:
*La libertad humana. Es su principal postulado. Pero no sólo la libertad individual, personal, sino también la colectiva, la de todos los hombres. Porque nadie será libre si los demás no lo son también. (…)
*La revolución social. Son partidarios de la revolución social, que habría de realizarse de forma espontánea, naciendo naturalmente de las masas de la población para destruir al Estado y la propiedad privada en forma inmediata. (…)
*La sociedad anarquista. Producida la revolución social y destruido el Estado, la sociedad se organizaría en torno a comunas. Serían comunidades de producción y de consumo que abastecerían las necesidades de sus integrantes. El ingreso a ellas sería totalmente voluntario, y cualquier persona podría abandonarlas según su voluntad. (…) No existiría gobierno sino administración común de los bienes comunes. Las comunas entrarían en contacto entre sí dentro de una región, luego a nivel continental y finalmente a nivel mundial, a través de sucesivas federaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario